Me parece que entre todos nos hemos dejado tomar el pelo por los bancos y las cajas de ahorro. Aún me acuerdo cuando se cobraba por semanas y los viernes, con el dinero en la mano, se distribuía éste para las necesidades de la semana siguiente. Posteriormente se nos dijo que se cobraría por meses y un poco más tarde que era mejor hacerlo por una entidad bancaria. A tal efecto las entidades bancarias nos dieron facilidades y regalos si domiciliábamos nuestra nómina y nuestros recibos. Usted no se preocupe, venían a decirnos, ya le gestionaremos nosotros su dinero. Y veíamos en ello una seguridad y una tranquilidad a pesar de saber que con ello las entidades bancarias hacían el gran negocio con el dinero que nosotros no teníamos físicamente. Pero resulta que nos iban preparando el terreno del cobro de las comisiones.
Si mi cuenta corriente tiene menos de XX€ me penalizan con el cobro de una comisión. Si tiene mucho, es igual, me cobran una comisión de mantenimiento. Si me envían muchos recibos a casa, con propaganda suya incluída, me los cobran. Si tengo tarjeta de crédito me cobran entre 18 y 30€ anuales por tenerla. Si hago una tranferencia a otra persona por internet, donde todo el trabajo y las gestiones las hago yo, me cobran unas cantidades que me provocan un dolor físico insoportable. Me cobran por todo, hasta por respirar.
Si alguna vez he querido pagar una tasa oficial o un recibo me encuentro con que sólo lo puedo hacer en unos determinados días y a unas determinadas horas. Pero resulta que yo trabajo en esos momentos y ellos como mucho sólo abren el jueves por la tarde pero entonces no puedo pagar nada porque normalmente es por las mañanas y a primera hora. Me tienen cogido. Nos tienen cogidos. Todo está preparado para que acabe domiciliando el pago, pero entonces me cobrarán una comisión por superar un cierto número de pagos y de recibos. Incluso cuando se ponen amables y me ofrecen una batería de cocina, un coche, un ordenador o una enciclopedia me retendrán varios meses una gran cantidad de dinero de la que no podré disponer y sobre la cual no me abonarán intereses, y si se me ocurre hacer números me daré cuenta que me sale más barato ir y comprarme directamente la cristalería en el comercio de mi barrio.
Cuando los docentes que tenemos el contacto diario con los alumnos oímos las cuentas de resultados de las entidades bancarias que nos anuncian un 30% más de beneficios que el último año, en el cual ya ganaron otro 25% sobre el año anterior, en el cual ya habían ganado otro 22% sobre el otro año anterior, .......... nos cuesta mucho hilvanar el discurso de que el esfuerzo diario, el estudio, la constancia, el hacer los deberes cada día es lo que les ayudará a construir su futuro de una forma más estable. Te miran con una cara que te viene a decir que no los ralles, carroza, más que carroza, porque a ver, profe ¿tú cuánto cobras?. ¿Qué pasa, profe, siempre con el mismo rollito?.
Deberíamos rebelarnos ante esta situació y ser lo suficientemente constantes, cada vez que nos cobran una comisión, para reclamar su devolución o buscar, que todavía la hay, aquella entidad bancaria que no nos cobre por tener nuestro dinero en su caja fuerte. Siempre había creído que por el hecho de tener mi dinero en su poder y trabajar con él yo iba a tener unos réditos que me ayudarían a complementar mis ingresos. Nunca llegué a sospechar que por tener mi dinero en sus entidades bancarias les llegaría a pagar dinero, dan ganas de volver a destripar el colchón de la cama o levantar la baldosa de la habitación y guardarlo fuera del alcance de ellos.