Ha finalizado estos días la asignación de centro para los alumnos que el curso escolar próximo harán P3. En mi ciudad, como me imagino que en tantas otras, la opción de escoger una escuela privada concertada ha sido superior a la opción de elegir una escuela pública. Es decir hay más demanda de plazas de escuela privada concertada que oferta existente y esto conlleva que haya padres a estas alturas del proceso que no van a poder matricular a su hijo en algún centro de estas características. En cambio en la primera fase del proceso han quedado plazas vacantes en los centros públicos. Esta situación se repite año tras año ante la extrañeza de los padres que se preguntan cómo es que la iniciativa privada no abre más centros de enseñanza. La respuesta no es que la iniciativa privada no quiera abrir más centros. La respuesta tampoco es que no quieran invertir en centros nuevos. La respuesta es más sencilla, mucho más. La respuesta es que desde el Ayuntamiento de mi ciudad se ponen todas las trabas posibles, todos los impedimentos a su alcance, para que se abra un sólo centro privado concertado. Mi ciudad es un coto prohibido. Desde la Casa Consitorial no sólo se impide que se abran centos privados concertados si no que, si pueden, presionan ante el Gobierno Autónomo para que no se incrementen líneas en los centros existentes. Ah, eso sí, el discurso político es "puro y transparente", nunca dirán estas cosas en público, al contrario si no se abren más centros privados concertados es porque nadie quiere arriesgar, porque nadie quiere complicarse, porque no hay ofertas en ese sentido y, claro, si nadie se ofrece pues no se pueden abrir centros privados concertados.
Todo forma parte de la farsa y de la falacia de una clase política que coharta la iniciativa social privada y no atiende las demandas sociales de unos padres que, curso tras curso, optan por la escuela privada concertada.
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