Empiezan en estos días un continuo de períodos de preiscripciones y de matriculaciones escolares que ya anticipan el próximo curso escolar y una vez más, de nuevo, nuestros poderes públicos no saben estar a la altura deseada. Y lo peor de todo es que los ciudadanos de a pie lo vivimos con resignación y aceptación. Pondremos algunos ejemplos.
El 1 de marzo en el Diari de Terrassa salía una página entera de publicidad en la cual el Ayuntamiento de Terrassa recomendaba, con la excusa de las jornadas de puertas abiertas, a los padres que han de preinscribir a sus hijos los colegios o institutos públicos de la ciudad. También recomendaba algunos centros de titularidad municipal, pero ninguno del ámbito privado concertado o privado. Ante este hecho habría que recordarle al Ayuntamiento que lo es de todos los ciudadanos de la ciudad y que ello incluye, también, a los centros privados concertados y a los privados. Es cierto que algunas personas, instaladas en la resignación y en la aceptación, se descuelgan con la observación de que el Ayuntamiento sólo tiene la obligación de promocionar los centros públicos (!). En tal caso habrá que recordar, por obvio, que los centros públicos son de titularidad de la Generalitat y no del Ayuntamiento, que los únicos de titularidad municipal, que no pública, son los municipales (valga la redundancia) con lo cual en el supuesto reduccionista del tema nuestro consistorio sólo debería publicitar sus centros pero no los del gobierno autónomo. O publicita todos los centros de la ciudad que para éso es el Ayuntamiento de toda la ciudad, o publicita sólo los de titularidad municipal. Y decir, por último, que en el anuncio constaba el logotipo de la Oficina Municipal de Escolarización, lo que debe dejar muy tranquilos y relajados a los directores de los centros concertados y privados sobre la imparcialidad de este organismo municipal.
Otra de las falacias que nos endosan diariamente es el desprecio al artículo 27.1 de nuestra Constitución que dice, textualmente, que se reconoce la libertad de enseñanza, pero nuestros políticos nos acotan esta libertad mediante la zonificación de la ciudad y el discurso perveso de que libertad de enseñanza no implica libertad de elección de centro y obviando que la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 26.3 dice que los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos. Cabe remarcar aquí que la educación se da en los centros educativos y ¿cómo se puede escoger el centro que se quiere con total libertad si se restringe la opción de elección mediante la zonificación de la ciudad?. Otra forma de restringir la opción de elección es poniendo trabas a la construcción de nuevos centros por parte de la iniciativa privada o a las ampliaciones de líneas. En el caso de Terrassa el discurso público, tanto del concejal de Educación como del Alcalde, sólo es superado por el cinismo que demuestran en sus conversaciones privadas.
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