diumenge, 25 de gener del 2009

Reflejos no inventados de la realidad

En el devenir del día a día de la actividad docente se producen multitud de situaciones curiosas que acaban en el olvido de nuestras memorias. A continuación se exponen cuatro de estas situaciones no inventadas.
.- Reflejo no inventado número 1: Son las nueve y cuarto de la mañana. El horario de clases es de ocho y media a dos menos cuarto. Ante la ausencia en la primera hora de la mañana de una alumna de 17 años se llama, por teléfono, a casa de ésta desde la secretaría del centro escolar.
- Buenos días, ¿es la madre de Fulanita?
- Síííí - responde con media voz la madre al otro lado del teléfono.
- Buenos días, la llamo porque su hija no ha asistido a clase esta mañana. ¿Está enferma?
- No, es que no me ha sonado el despertador esta mañana y no nos hemos despertado a la hora.
- Bueno, no se preocupe – dice la secretaria del centro – a todos nos puede pasar que no nos suene el despertador. Así, su hija vendrá ahora ¿no?
- No, pues no vale la pena ya por lo que queda de mañana.
- ¡Mujer!, hasta las dos menos cuarto todavía queda mucho. Es mejor que venga – replica la secretaria.
- No sé, no sé. ¿Sabe qué?, despertaré a mi hija y que ella decida. Gracias por llamar. Adiós.
- Adiós.
Y, efectivamente, la hija decidió seguir durmiendo.
.- Reflejo no inventado número 2: Silencio absoluto en la clase. El profesor ha considerado dejar la hora de su materia para que los alumnos, de 16 años, pongan al día sus apuntes y repasen la materia. La única condición impuesta por el profesor es que no se puede hablar y que cada uno, de forma individual, haga las tareas propuestas.
Silencio absoluto. Pasan más de treinta minutos y todos los alumnos están en silencio y trabajando. De pronto, y casi gritando, un alumno pregunta:
- Profe, ¿qué hora es?
- Menganito, ahora no es el momento adecuado para esa pregunta – responde sin inmutarse el profesor.
- Pero, profe ¿qué hora es? – continúa casi chillando el alumno.
- Menganito, te repito que ahora no es el momento adecuado para esa pregunta. ¡Calla!. – responde de nuevo sin inmutarse el profesor.
- Yo sólo quiero saber la hora, ¿por qué me tengo que callar?
- Porque no es el momento adecuado – replica secamente el profesor.
- Pero, ¿qué hora es? - insiste levantando más la voz el alumno.
- Menganito, sal un momento de la clase – ordena irritado el profesor.
- Esto es una injusticia. Yo sólo quiero saber qué hora es. No hay derecho, tú me tienes manía – insiste el alumno.
- Sal de la clase – reitera, ya enfadado, el profesor.
El alumno se levanta y sale de la clase con el convencimiento de no haber hecho nada incorrecto.
.- Reflejo no inventado número 3: Iniciado ya el segundo trimestre escolar Zutanita, de 16 años, ha faltado a primera hora de la mañana. Desde la secretaría del centro se llama a casa de la alumna y hablan con la madre.
- Buenos días, su hija esta mañana no ha venido a clase. ¿Está enferma?
- No. Mi hija irá al colegio de 9 a 12 de la mañana cada día.
- ¿Cómo?
- Que mi hija a partir de hoy irá de 9 a 12.
- Pero, oiga señora que el horario de su hija es de 8 de la mañana a las dos de la tarde.
- Sí, bueno, pero ahora hará éste pues me tiene que ayudar en casa.
- Pero esto no puede ser – intenta argumentar la secretaria - ¿no se da cuenta que su hija perderá muchas horas de clase?
- Es que la necesito en casa – replica la madre colgando el teléfono.
.- Reflejo no inventado número 4: Faltan diez minutos para que se acabe la clase y el profesor empieza a recoger los trabajos que ya están impresos y terminados. Merenganita, de 17 años, coge la hoja que acaba de imprimir la impresora y se la entrega al profesor que comienza a leerla rápidamente.
- Repasa la ortografía. Todavía tienes tiempo – le indica el profesor.
Tres minutos más tarde Merenganita le vuelve a entregar la misma hoja al profesor.
- Te he dicho que lo revises que hay muchas faltas de ortografía – le vuelve a decir el profesor.
- Pero, ¿está bien o no? – pregunta la alumna.
- Lo que explicas está bastante bien pero hay muchas faltas de ortografía. Repásalo y me lo entregas – dice el profesor.
- Pero, ¿lo voy a tener que repetir sólo porque tiene faltas? Pues si las respuestas están bien quiere decir que el trabajo está bien.
- El trabajo no está bien porque tiene faltas – insiste el profesor.
- Pues yo no lo repito. Sólo porque tiene faltas quiere que lo repita – se queja Merenganita.
- Revísalo – ordena, enfadado, el profesor.